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jueves, 11 de marzo de 2010

LA CONCENTRACION Y DISCIPLINA SERA MAS IMPORTANTE QUE EL TALENTO EN EL FUTBOL


A veces, mi mente, en lugar de centrarse en el juego y ayudarme a mantener la tensión y la concentración necesarias como era su obligación, se distraía dedicándose a boicotearme descaradamente. Me decía cosas como; 'seguro que fallas', 'vaya día que tienes', 'fijo que no la rematas'... y demás lindezas o, sencillamente, se ponía a pensar en otras cosas. Todo esto me hacía perder confianza y seguridad, me sacaba del partido y, en ocasiones, me llevaba al bloqueo y a la inacción, por miedo a que se cumplieran las negativas previsiones de mi caprichosa mente.

Había partidos (muy pocos) en los que conseguía alcanzar un nivel superior de percepción sobre todas las variables que inciden en el juego. Casi podía anticipar lo que iba a pasar en cada momento, viendo las jugadas y los pases con un segundo de antelación a que sucediesen.

Esos días, coordinaba con exactitud trayectorias y saltos en las disputas aéreas, interceptaba los pases, me anticipaba y realizaba las entradas con gran precisión, estaba perfectamente situado en la trayectoria idónea de cada centro... parecía un imán al que llegaban todos los balones. El fútbol parecía más fácil, más sencillo. Se generaba una sensación de fluidez, como si todo lo que sucediese en el campo estuviese bajo mi control. Esos días, jugar era un placer.

En mi opinión, ese es básicamente el efecto de la concentración. Es como un 'potenciador de la percepción', que hace que parezcas más rápido, más fuerte e, incluso, te ayuda a tapar tus carencias técnicas ya que, estar concentrado, te permite anticipar la jugada, lo que te da un 'bonus' de tiempo para decidir la acción técnica más adecuada y ejecutarla convenientemente. Concentrado, eres mucho mejor jugador.

Por desgracia, ese estado de concentración ideal no es fácil de conseguir y, desde luego, no se alcanza tan solo deseándolo, ni tampoco repitiendo una y otra vez 'tenemos que estar más concentrados'. Puedo confirmar que tampoco es especialmente eficaz el golpe en el pecho al grito de '¿¿joé, hay que estar más puestos!!' ni, mucho menos, nombrar a los antepasados de tal o cual jugador para que esté más atento.

La concentración en un partido es como la luz en una gran tormenta; viene y se va. El reto consiste en aprender a mantenerla durante la mayor parte del tiempo (los 90 minutos a poder ser) ya que el fútbol es un juego imprevisible y, en cualquier momento, se puede dar la acción decisiva, siendo ese instante el que requiere que estés conectado, encendido, concentrado.

Lo cierto es que, aunque la táctica desempeña una función esencial en un juego de equipo, finalmente todo se reduce a un 'uno contra uno', en el que tú te la juegas con tu contrario. En el remate, en la entrada, en la disputa, en el regate, en la anticipación o en la estrategia, conseguir que tu mente esté al 100% de tu parte es vital para ganar ese metro, o esa décima de segundo, que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso en el fútbol.

Considero que el autocontrol mental es la clave para mantener la concentración, y eso es algo que deberán tener en cuenta hoy los futbolistas del Madrid. Un jugador necesita disponer de las herramientas necesarias para poder reconocer y gestionar convenientemente todos los estados emocionales que genera la competición, de forma que pueda mantener la mente limpia de parásitos mentales e imágenes negativas, centrándose en el desarrollo eficaz de su tarea. Eso también es un aprendizaje que se puede y debe entrenar desde las primeras etapas de formación.

En mis últimos años como jugador, ya era bastante capaz de sujetar al potro (mi mente) durante un partido y, cuando notaba que comenzaba a desbocarse, volvía a controlarlo centrando mi atención en las tareas más sencillas, sin complicaciones. En esas ocasiones, se trata de simplificar. Sumar y restar, multiplicar para más adelante y de dividir, ni hablamos.

IMANOL IBARRONDO