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viernes, 29 de abril de 2011

EL FUTBOLISTA NACE, NO SE HACE ¿QUE OPINION TIENEN?



 Presento a ustedes apartes de las declaraciones  que fueron emitidas por el extinto directivo de la Liga Antioqueña de Fútbol  a mitad de los 90´s, quien hizo grande a la dirigencia paisa a nivel nacional en épocas anteriores con su liderazgo y admirables (para otros hasta polémicas) reflexiones sobre la dinámica de este deporte en todos los ámbitos y rincones de nuestra patria.
  Solo deseo con el presente contenido dos objetivos: 1- Recordar su legado (un sencillísimo y humilde homenaje personal) y al mismo tiempo, 2-Determinar hasta qué punto sus declaraciones siguen perpetuándose a pesar del paso del tiempo.
  Sin embargo, podemos ser testigos  de la evolución del fútbol paisa y con él,  el de los  promotores del mismo: Directivos, directores técnicos, entrenadores, monitores, Preparadores físicos, futbolistas; entre otros. Comparando lo que se dijo en un pasado y lo que vivimos a diario en este proceso de formación, desarrollo y competencia futbolística.
“Los talentos surgen silvestres. El mejor ejemplo es el de Urabá, zona convertida en verdadera cantera de futbolistas. Y allí no hay escuelas de fútbol, pero sí muchos potreros en donde el talento se desarrolla sin talanqueras. Carlos Castro, cuando tenía 15 años, jugaba con los mayores de 21. John Jairo Tréllez, que era un perriadorcito genial, a los 15 años actuaba con la selección de mayores. Y cuando Maradona tenía 15 años, fue el capitán de Argentinos Juniors.
  Las escuelas de fútbol podrán servir como centros de recreación, a donde los niños van dispuestos a divertirse pateando u balón. O también como fuentes de empleo para algunos técnicos y ex futbolistas, o para que los padres de familia tengan sitios especiales donde llevar a sus hijos, para que se distraigan.
  Pero no es cierto que la escuela de fútbol sirva para renovar el balompié de un país.
   El fútbol no se enseña. Es una motivación espontánea que siente el niño al contacto con el balón, partiendo de esta frase: “el niño tiene que jugar para aprender y no aprender para jugar”. Por eso, el futbolista es un talento innato.
    Si el fútbol se enseñara, E.U. Tendría 47 Maradona.
  Si usted observa la trayectoria de escuelas de fútbol, tan antiguas que llevan hasta 15 años, como en Bogotá por ejemplo, de ellas no ha salido el primer talento reconocido. Lo que hacen es constreñir el movimiento espontáneo del futbolista.
  Por el contrario, los muchachos que han salido de la barriada, del potrero y de la calle, allí donde tienen absoluta libertad de acción y de movimiento, son los que triunfan.

   No creo que existan excepciones a la regla. La Escuela Carlos Sarmiento Lora, de Cali, con todo respeto, no hace futbolistas, pero sí recoge muchachos que ya muestran virtudes naturales. De esta institución tampoco conozco el primer talento. Por el contrario, se dignó a expulsar a Faustino Asprilla y a Níver Arboleda, porque no se sometían a sus planes académicos.
   Las escuelas de fútbol mecanizan el talento.
    Es que no es lo mismo recoger un niño de siete u ocho años y llevarlo a la cúspide, que llamar a un joven de 16 ó 17 años, ya hecho, y retocarlo.

    La palabra Escuela significa que, a una persona que no sabe nada, le enseñan algo. Ejemplos: escuelas de conducción, de artes plásticas y las escuelas donde se enseña a leer y escribir.
   Y si el fútbol se enseñara, aceptando la verdadera acepción de la palabra Escuela, hoy Estados Unidos tendrían 47 Maradona, 67 Pelé y 105 Beckenbauer.

      FALSAS EXPECTATIVAS
 Darle patadas a un balón lo hace cualquiera. Lo más simple es caminar por la acera y darle patadas a una tapa de gaseosa. El primer movimiento natural de un bebé, cuando aprende a caminar, es patear una pelota. Otra cosa es hacerlo como Maradona o Pelé.
  Yo pregunto: ¿alguna vez un técnico le ordenó  a Maradona o a Pelé que se moviera de una manera mecanizada? Nunca. Pelé era un genio de visión periférica, que lanzaba un balón de profundidad y uno pensaba que lo había regalado y de pronto aparecía un compañero, en el instante preciso, para marcar el gol. Eso no se enseña.
   Con las escuelas de fútbol se están creando falsas expectativas. Yo, personalmente, las llamaría Centros de Fútbol Infantil, por decir algo, pero no utilizar la palabra Escuela. La expectativa es funesta.
   Por todo lo anterior se registran conmovedores dramas familiares de padres que recortan el presupuesto alimenticio con tal de matricular al niño en una escuela de fútbol, pensando en que ese crack que saldrá de allí, económicamente será la salvación de la familia. 
  Con el agravante de que, en algunos casos, el niño descuida sus estudios y, entonces, ya no le va a interesar ser médico, abogado o ingeniero, porque se ilusiona viendo los carros que manejan Asprilla, Higuita, Tréllez y Aristizábal y cree que las bastoneras lo rodean para darle picos, y se sueña siendo un ídolo de multitudes. Y que ese camino es más fácil que sentarse en un pupitre a aburrirse, escuchando una clase de álgebra o historia.
   Hasta que llegamos al extremo de que el niño ya tiene tres jefes: el papá, el maestro de colegio y el profesor de la escuela de fútbol. Y lo peor es cuando toda la atención y el interés el niño se los brinda al profesor de fútbol.
 Si viera los problemas que maneja la Liga, dignos del Icbf, de un padre de familia que llega en busca de asesoría para saber cuánto pide por el pase del hijo de 11 años que lo acaban de meter en la escuela de fútbol del barrio.
   EL FÚTBOL ES DESORDEN
   EL Fútbol es libertad, espontaneidad, picardía, desorden.
  Al balompié se lo tiran cuando le ponen orden, cuando lo esquematizan, cuando limitan los recursos naturales del niño.
    Este deporte es una diversión, no una profesión.
   Y si el fútbol colombiano profesionaliza a un máximo de cinco futbolistas por temporada, ¿entonces qué va a pasar con los restantes 900.000 aspirantes a sólo cinco cupos?
     Para rematar, lo siguiente:
    No por todos estos planteamientos se van a acabar las escuelas de fútbol. Ellas van a seguir creciendo, porque primero se acabará el helecho que los marranos.
   La Liga de Antioquia no está  contra las escuelas de fútbol, pero tampoco comparte su filosofía. Excelente que tengan a los niños concentrados, integrados y disciplinados. Ojalá que haya otras 500 más. Pero que ellas no sean la panacea para sacar talentos del fútbol”.
  Con las anteriores “incómodas reflexiones” (para aquellos que ignoran u    ocultan la realidad del proceso), aunque valiosas para muchos, y a tener en cuenta en este presente del fútbol de base local y nacional desde otro punto de vista; dejo constancia de que en todos los ámbitos en donde el ser humano esté involucrado (laboral, social, religioso, económico, político; etc.) estoy seguro que existen aún más mentiras camufladas en supuestas verdades.
 La tarea es dejar de ser tan sumisos ante dizque la teoría de libros nacionales o extranjeros que escriben desde la lejanía en donde el fútbol se desarrolla verdaderamente; y de las experiencias de aquellos llamados “zares del fútbol” que integran un círculo cerrado de manipulación deportiva.
 Bien, descansemos unas semanas merecidas. Las próximas entregas hablarán de:
  1. “No se equivoque como técnico”.
  2. “La inteligencia de juego”.
  3. “Técnica VS. Manipulación del elemento”.

 (*) Apartes del texto: “El futbolista nace, no se hace”. Entrevista. Arturo Bustamante. “Escuelas de fútbol, ¿fábricas de talentos? Periódico El Colombiano. Medellín, domingo 24 de marzo de 1996.
ADOLFO GOMEZ
RECOPLILACION FUTBOL FORMATIVO