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domingo, 10 de julio de 2011

HELENIO HERRERA Q.E.P.D.: EL MAESTRO DE LA ESTRATEGIA Y LA TACTICA....Sus cuatro fundamentos: La preparacion Fisica, El progreso de la Tecnica del jugador, La tactica del Partido, La Moral.


Los magos convierten en realidad la fantasía variando a su antojo lo que le rodea. Helenio Herrera enseñó que en el fútbol nada es imposible. Su único pretexto fue ganar en tiempos en los que el estilo sólo preocupaba a la hora de levantar un trofeo. Su ego se alimentó de títulos. HH revolucionó el juego y se empeñó en demostrar que, a veces, una persona es más importante que un equipo.
Polémico, charlatán, provocador o genio. Herrera acopió tantos calificativos como frases polémicas para el lapidario del fútbol. Quizá su personalidad díscola fue consecuencia de una infancia complicada que marcó su nómada estilo de vida. Nació en Buenos Aires en 1910, según su partida de nacimiento -en 1916, según defendió falsamente toda su vida-. Hijo de andaluces (padre de Estepona y madre de Gaucín), con 16 años emigró a Marruecos para buscar junto a sus padres una vida más fácil. Tuvo que renunciar a su deseo de triunfar en Boca Juniors, en cuyo equipo juvenil actuó de delantero centro. Casablanca no fue un destino de su gusto y en poco tiempo hizo las maletas para viajar a Europa, a París. Inició entonces su vida lejos de la familia y comenzó a formarse el mito.
 Su primera experiencia como entrenador fue el Puteaux, desde el que dio el salto en 1945 al Stade Français, club en el que antes había triunfado como jugador. Fueron los primeros de los 15 equipos que dirigió. Tres años después cruzó la frontera rumbo a España, el destino de sus primeros éxitos. La afición del Atlético de Madrid le recibió recelosa y marchó directo al Valladolid a cumplir un año de destierro. Volvió y conquistó dos ligas consecutivas (1949 y 1950).
 Fue suspendido cinco años por firmar en secreto por el Barça cuando entrenaba al Sevilla
Sus primeros logros dieron coartada a su incontinencia verbal. Pasó fugazmente por el Málaga, el Deportivo y el Sevilla. La ambición le pudo y concluyó su etapa en el club hispalense envuelto en la polémica. Ramón de Carranza, presidente de la entidad por 1957, le denunció a la FIFA tras descubrir que había firmado en secreto por el Barcelona. Herrera fue suspendido cinco años y decidió marcharse a Portugal, al Os Belenenses, a la espera de que se calmase la situación. Finalmente, el perdón llegó después de que el Barça convenciera al Sevilla con una cantidad que osciló entre uno y cinco millones de pesetas, según las fuentes que se consulten.
 El Barcelona es la consagración de sus habilidades como técnico. Lo convierte en un equipo ganador que lidera sobre el campo Luis Suárez, al que rodean otros futbolistas legendarios como Kocsis o Czibor.
 En 1961 volvió a cambiar de escudo. Aterrizó en el Inter de Milán junto a Luis Suárez. Juntos marcaron la etapa más brillante de la historia del equipo italiano. En ocho años logró tres ligas, dos Copas de Europa y dos Intercontinentales. Lo más importante de este periplo es la herencia que dejó para el fútbol. Su sistema de cuatro defensas y un líbero revolucionó el juego. Se le atribuyó la paternidad del catenaccio, táctica que ya usó Karl Rappan para convertir en un rival temible a la selección suiza durante los años 30.
Durante su estancia en el Inter compaginó su tarea con la de ayudante de Pablo Hernández Colorado en la selección española (de 1959 a 1962) y la de seleccionador de Italia (de 1960 hasta 1967).
 De su éxito en la década de los 60 es de donde se extraen las claves de su catón futbolístico. Herrera se convirtió en un personaje obsesivamente detallista. Impuso a sus jugadores un régimen de entrenamiento rígido. 

Les obligó a largas concentraciones, controló sus costumbres alimenticias. "Mis jugadores son instruidos al detalle. No pueden equivocarse", decía.
 Su celo profesional se convirtió en un problema personal cuando en 1973 sufrió un infarto que le obligó a cerrar precipitadamente su etapa como técnico de la Roma. Su halo triunfador se apagó.
 Sus últimas experiencias en el banquillo fueron una concesión a la nostalgia. Volvió al Inter (73-74), entrenó al Rimini (78-79) y finalizó su carrera en el Barcelona (79-81) con una Copa del Rey como epílogo. La salud le obligó a alejarse definitivamente del césped. Su corazón dejó de resistir en 1997, en Venecia.
Giacinto Facchetti, su jugador predilecto, quedó como el guardián de sus apuntes de fútbol cuando murió. En Italia aseguran que José Mourinho se interesó por ellos y llegó a contactar con la viuda de Herrera. Sin duda, el técnico portugués es el reflejo más fiel de aquel tipo cuya figura quedó encumbrada por los títulos y enturbiada por las palabras. HH puede que no fuese especial, que no fuese el mejor del mundo, pero en su empeño estuvo siempre el hacer todo lo posible por ser ambas cosas.
  • "El fútbol no es la gambeta. La consigna es ganar"

  • "En el fútbol no hay magia, sí pasión y lucha"

  • "Yo nunca he tenido diferencias con ningún jugador, incluido Di Stefano y Kubala. Claro, siempre y cuando hagan lo que yo digo"

  • "Una vez un periodista me preguntó por qué dirijo sólo equipos grandes, pues porque los chicos no pueden pagarme"

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RINUS MICHELS Q.E.P.D.: EL MAESTRO DEL FUTBOL TOTAL.... La formula: Bloque + Imaginacion = Espectaculo.


No hay mayor regalo para un futbolista que el encontrarse en manos de un entrenador capaz de imponerle disciplina y, además, ofrecerle el espacio de libertad necesario para mostrar sus habilidades. Rinus Michels (1928-2005) fue para sus jugadores un general, un tipo serio e intransigente. Pero supo como nadie sacar todo el brillo que puede lucir un equipo. Su nombre fue durante años la vanguardia del fútbol.
Michels fue un innovador, el primer técnico que alcanzó la excelencia, el primer custodio del fútbol total. Inventó la fórmula perfecta: bloque + imaginación = espectáculo. Johan Cruyff fue la estrella indiscutible de su particular universo futbolístico. Entre ambos hicieron al Ajax campeón de Europa y dominador de la Eredivisie a finales de los 60. Juntos discutieron en el Barcelona la supremacía del Real Madrid yeyé a principios de los 70.
Hay quien considera que Michels no hizo sino continuar a su manera la senda abierta en el Reino Unido por Alf Ramsey, Jock Stein, Matt Busby, Bill Shankly, Don Revie, Bill Nicholson, Ron Greenwood o Allison Malcolm. Más allá de las comparaciones, la realidad es que fue él quien aglutinó el reconocimiento generalizado de todo el mundo. A los ojos de la FIFA es el mejor entrenador del siglo XX.
Accedió al banquillo ajaccied en 1965 y apenas tardó una temporada en ganar su primera liga.
 El Michels jugador desarrolló íntegramente su carrera en Ámsterdam, primero en el Ajax (1945-1958) y luego en el modesto Ámsterdam Zandvoortmeeuwen (1959-1960). Después de su retirada siguió vinculado al fútbol labrándose en silencio una carrera como técnico. Accedió al banquillo ajaccied en 1965 y apenas tardó una temporada en ganar su primera liga. Después llegaron tres más y el broche de una Copa de Europa que convirtió en legendario a aquel equipo formado por Ruud Krol, Johan Neeskens, Gerrie Mühren, Johny Rep, Piet Keizer y el propio Cruyff, entre otros.
En 1971 fichó por el Barcelona con el encargo de hacerlo mejor que el triunfante Real Madrid de Miguel Muñoz. El título liguero no llegó hasta 1974, con Cruyff ya de azulgrana.
 Para ese mismo año tenía reservada toda una lección que quedó para los anales del fútbol. La Holanda que acudió a la cita mundialista de Alemania desplegó el mejor juego que se recuerda en la historia del torneo. Aunque perdió la final con el anfitrión, conquistó el título honorífico de mejor equipo que nunca ganó un Mundial. Allí se acuñó el término de la Naranja Mecánica, concepto que simplifica el despliegue racionalizado de un equipo tan trabajador como generoso con el espectáculo. Defensa y ataque como una sola cosa.
 La gloria con Holanda le llegó en su tercera etapa como seleccionador, en 1988, cuando ganó la Eurocopa junto a una generación sensacional de futbolistas tales como Ronald Koeman, Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco van Basten.
Aquel triunfo llenó el vacío de éxitos que padeció desde que dejó definitivamente el Barcelona en 1978. Su camino deambuló por la liga de Estados Unidos y la Bundesliga hasta que cogió las riendas de la selección holandesa por última vez entre 1990 y 1992. "Era un entrenador con una superioridad natural que era respetada por el equipo; un hombre de pocas palabras, aunque en su última época se volvió más humano". Así definió Koeman a Rinus Michels cuando falleció en Aalst (Bélgica) por culpa de un problema cardíaco. Fue el 18 de febrero de 2005. Tenía 77 años cuando su corazón le cobró la última factura de su amor por el fútbol frenético.

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